jueves, 2 de diciembre de 2010

Ajedrecistas Ahogados

Tan confundida estoy,
Que no se de dónde vengo ni a dónde voy,
Que escribiré en este papel,
Y si algún día alguien lo llegará a leer.
Pero no quiero desorientarlos también a ustedes,
Por eso, déjenme que les cuente.
Todo comenzó como un juego,
“te busco, te provoco, te flirteo”.
Con lo cotidiano de nuestros días,
Le agregamos un condimento a esa rutina.
Primero, fueron mensajes encubiertos,
En medio de nuestras conversaciones pasatiempo,
Después, el café colaboró en alguna ocasión,
Usándolo de excusa y para emplear la imaginación.
Nuestras manos nerviosas necesitaban sostener algo,
Y, así, encontraron las del adversario.
Hasta que se vieron partícipes nuestros labios,
Nos hicimos adictos a aquel beso y lo transformamos en unos cuantos.
Y bueno… roces que van, roces que vienen,
Y después, ya nada que nos avergüence.
Así prosiguieron los días,
Y todo lo hacíamos a escondidas.
Él en su sitio y yo en el mío trabajando,
Esperando que todos se marchen y no vuelvan por un rato.
Pero siempre alguien acechaba alrededor
Y quedaban evidencias de nuestro símil maratón.
Sin embargo, fuera de esa oficina éramos otros,
“¿Quién sos? Yo no te conozco”.
El tenía su vida y yo la mía,
Mejor seguir la competencia a escondidas.
Hasta que por un tiempo nos dimos un time out,
Pero meses después nos volvimos a encontrar.
El juego terminó con un empate de los dos,
Debido a que nos vimos igualmente expuestos a esa pasión.
Nuestros cuerpos a solas se encontraron
Y recordaron lo mucho que se extrañaron.
Ese es el problema de esta falsa relación
Es que no encontramos una clara definición.
Conversamos, nos divertimos, nos gustamos,
Pero sólo cuando esa puerta atravesamos.
Así, intento disimular lo que siento,
Para no caer en la tentación de tenerlo.
Y tras varias conversaciones ahondando en lo nuestro,
Nada se explica de este absurdo sentimiento.
Pero cuando lo tengo en frente, en sus ojos me pierdo,
Y después, en soledad, ya no me encuentro.
Su forma de ser, su alegría, su simpatía,
Me ahogan en este mar de dudas infinitas,
Preguntándome cómo nuestro futuro continuaría,
Si nos llegáramos a encontrar en otra vida.
                                                                           Crullams.

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