sábado, 2 de octubre de 2010

Manzana Prohibida

Una mañana de invierno,
Sin necesidad de ser presentados,
Así comenzó esta historia,
¿Un affaire, un error o un legado?
Una mirada cómplice lo dijo todo,
Dando inicio a este juego de seducción,
Plagado de actitudes desafiantes,
Y un intenso deseo por parte de los dos.
Comenzamos riendo a la par,
Excusas fuimos buscando,
Aquellas buenas para tocarnos,
Y, así, terminar envueltos entre abrazos.
Poco a poco la pasión aumentaba,
Las inhibiciones fueron finalizando,
La tentación planeó su jugada
Y nuestros labios se rozaron.
Adictivos como nada,
Los besos se hicieron frecuentes,
Así encendíamos la hoguera,
Y esta pasión ferviente.
Un día nuestros roles estaban definidos,
Hasta que ya nada era lo mismo,
La lujuria y el deseo pudieron más,
Y nos dejamos llevar por nuestro erotismo.
Momentos a escondidas del mundo,
A través de nuestros cuerpos sudorosos,
Sólo así podíamos manifestar
La excitación provocada uno en otro.
Nuestras manos explorando a flor de piel,
Y los labios probándose con loca elocuencia,
Los límites morales quedaron a un lado,
Y nos hicimos adeptos a esta concupiscencia.
Me tienta encontrarte a solas,
Hacerte mío aunque sea un instante,
Gozar contigo en la cama,
Y librar este delirio salvaje.
Dicen que el tiempo lo cura todo,
Pero nada extingue este fuego,
Que aumenta con cada fricción,
Y que empezó todo como un juego.
                                                              Crullams.

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