miércoles, 9 de febrero de 2011

Delgada Línea


Te busco. Me rechazas. Te ignoro.
Me hablas. Te saludo. Me equivoco.
Me preguntas. Te respondo. Me impaciento.
Me eludes. Te converso. Me desespero.
Te vas. Me postergas. Te presentas.
Me miras. Te ansío. Me tientas.
Te preocupas. Me detengo. Te inhibo.
Me escondo. Te adelantas. Te espío.
Te suspiro. Me abrazas. Te sonrío.
Me besas. Me hechizas. Te desvisto.
Me desnudas. Te acaricio. Me tocas.
Me pierdo. Te hallo. Me provocas.
Me descubres. Te excitas. Me estremeces.
Te ausentas. Me omites. Me enloqueces.
Te recuerdo. Me altero. Te idealizo.
Me distraes. Te pienso. Te memorizo.
Te borro. Me entristezco. Te proyecto.
Te  exalto. Me confundo. Me arrepiento.
Me acuesto. Te anhelo. Te imagino.
Me encantas. Te marchas. Te olvido.
Te desvaneces. Te sueño. Te deseo.
Me despiertas. Me frustro. Te rastreo.
Te aguardo. Me enojo. Te abomino.
Me desilusiono. Me exasperas. Te maldigo.
Te repelo. Te deploro. Te detesto.
Te desprecio. Te odio. Te aborrezco.
Te necesito. Te extraño. Te quiero.
                                                                           Crullams

martes, 8 de febrero de 2011

Texas Hold'U

Dicen que no se tropieza dos veces con la misma piedra, pero sé que lo haré de nuevo. No soy buena prediciendo, pero es habitúe volver a hacerlo: por más que haga el esfuerzo para evadirlo, siempre concluyo enfrentándome contra mi poderoso contrincante. Ante él, sé que solo soy una perdedora y una simple donante. Si pudiera contenerme y hacerlo desaparecer un instante, soy otra: una soñadora que proyecta una vida perfecta y a quien en su panza revolotean mariposas.  Sin embargo, vuelve a cruzarse en mi camino y los planes se tiran por la borda. Si bien la jugada es sólo por un momento, arriesgo lo que por años vengo construyendo en paralelo. Pero es mi debilidad, mi adicción, mi ludopatía. Apuesto todo o nada en esta vuelta. No tengo opción, es mi única salida. Y aunque las cartas siempre estén a su favor, más que nunca quiero abrir este juego y que comience la función. Esta vez intentaré ser fuerte y será la última chance para este jugador. No obstante, en esta partida las condiciones son distintas a las anteriores. Las señas personales ya no son un secreto, pues nuestros pensamientos son perceptibles y conocemos cada mínimo movimiento de nuestros cuerpos. Las barajas están en la mesa: olvido, desilusión, engaño, odio, destreza. Parece que las tengo dominadas. Repentinamente, muestra su As en la manga y me arrebata toda ventaja. Entonces, me topo con la misma roca y caigo de nuevo en su trampa: me habla, elevo mi vista y encuentro su rostro, su sonrisa. Esa mirada la he visto antes, siempre tan inmutable, irresistible, seductora. Por el contrario, la mía es débil, sumisa, reveladora. Me envuelve nuevamente el perfume de su piel y me dejo llevar por el recuerdo de sus manos,  su boca, su gracia, su honra, y de esa fugaz ilusión no quiero despertar. Y así, es evidente su “royal flash” y perceptible mi fracaso, una vez más. Con excusas delirantes y pensamientos embusteros, desvío mi atención y me ahogo en la tentación de  sus besos.
                Crullams